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El flamenco; rechazado y admirado por intelectuales
El antiflamenquismo durante la Generación del 98
A pesar de que el flamenco es a día de hoy Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, todavía se debate acerca de la repercusión que tuvo en los escritores de la Generación del 98.
Se dice que algunos de los intelectuales más reconocidos de la Generación del 98, odiaban todo lo que sonara a flamenco. Pero, ¿es esto cierto? No se puede generalizar, ya que no existe una postura que sea unánime y englobe a todos. Muchos de estos escritores, la mayoría jóvenes en aquel entonces, eran seguidores del flamenco, del cuplé o la danza española. Como ocurre en la actualidad, a cada uno nos gusta uno o varios géneros musicales.
Eugenio Nöel
El precursor de este movimiento antiflamenquista fue el escritor madrileño Eugenio Nöel, gran admirador de la cultura popular. Nöel atribuyó a la extensión del Flamenco y
la tauromaquia, el origen de los males de la patria, en contraposición a
los modernos estados europeos donde la ausencia de estas
manifestaciones culturales parecían significar un mejor desarrollo
económico y social. Estas consideraciones hicieron que se estableciera
durante décadas una grieta insalvable entre el Flamenco y la
intelectualidad.
Sin embargo, se habla de una actitud antiflamenquista durante un pequeño período de tiempo. El conflicto se produce cuando se confunde la crítica al flamenco como arte en lugar de al “personaje” o “tipo”. Podemos destacar el papel crítico del escritor Unamuno, quien detestaba “la chulería” o el tipo de comportamiento que mostraba el artista flamenco. Otro aspecto que ha llevado a confundir la crítica del flamenco por parte de algunos autores, es la relación del flamenco con el toreo, la decadencia del país y algunas costumbres populares andaluzas. Los autores realmente no criticaban la música o la danza honda.
Algunas obras dedicadas al flamenco
Por otra parte, a finales del siglo XIX, el flamenco es sinónimo de “agitanado”. En la obra Las inquietudes de Shanti Andía el protagonista muestra su deseo de ser “un andaluz flamenco, un andaluz agitanado” . Un autor que refleja en sus poemas el ambiente del flamenco en Madrid y en cafés cantantes madrileños es Pío Baroja, en su obra titulada Café Cantante. Pasamos de Madrid al ambiente de las viñas jerezanas de la mano de Blasco Ibánez. En su novela La Bodega (1905) nos transmite el ambiente flamenco de estas viñas. No se pueden citar obras vinculadas al flamenco sin mencionar Cante Hondo (1912) de Manuel Machado. Este libro de coplas flamencas es sin duda uno de los mejores de la historia. Además, Antonio Machado escribió Proverbios y cantares .
La Generación del 27
La polémica que surgió alrededor del flamenco, fue terminando con la llegada de los escritores más representativos de la Generación del 27, la mayoría andaluces. Estos miembros en su mayoría conocían perfectamente el fenómeno del flamenco. Prestigiosos artistas como Lorca o Picasso contribuyeron a realzar este arte. Por otro lado, en las décadas de 1920, 1960 o 1980, se constató que los mejores momentos del flamenco y la tauromaquia coincidieron con prósperos años para el desarrollo económico de España.
En resumen, el movimiento antiflamenquista por parte de algunos artistas de la Generación del 98 no criticaba el flamenco en sí, más bien el “tipo”. Gracias a muchos artistas intelectuales de la Generación del 27, junto a décadas de desarrollo económico en España, se pudo poner punto y final a la crítica que salpicó al flamenco.
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