26 Octubre
02 Noviembre
08 Diciembre
El Niño de Nietzsche
Espectáculo de baile flamenco con música en vivo que utilizando como eje argumental las Etapas del Espíritu de Nietzsche: Camello, León y Niño.
Brevemente, las etapas propuestas por Nietzche plantean que al nacer y durante un largo período, el ser humano se encuentra en la etapa Camello. Desde la inocencia pura y transversal a todo, se endiosa y engrandece a las personas que le rodean. Recibe y carga información sin filtro, ya que no desarrolla aún juicio propio o capacidad para elegir. La siguiente etapa León, es aquella que viene dada por la necesidad de independencia afectiva y de sustento propio. No se puede tocar al León y éste no se rinde ante nadie. El ego y sus mecanismos juegan un importante papel en esta etapa que busca responder desesperadamente “quién soy y qué hago”. Infructuosos intentos de respuesta van creando falsas creencias sobre sí mismo y su mundo. Por último, promovida desde la pobreza del sentido que el León continúa teniendo, la siguiente etapa viene dada al darse cuenta de la propia ignorancia y consiguiente deseo de expansión del espíritu: el Niño. Tras una vasta trayectoria de experiencias, y conocimiento de sí mismo y su contexto, comienza a CREAR a partir de su inocencia renovada y desde ahí se permite entrar al juego: vive y dice sí a la vida.
Se desarrolla el argumento como manifiesto a la necesidad de dar el salto a la etapa Niño cuanto antes para poder disfrutar con amor la vida; no esperar a tener edades avanzadas para hacerlo y haber desperdiciado la gran parte de la vida en la búsqueda del sentido.
Brevemente, las etapas propuestas por Nietzche plantean que al nacer y durante un largo período, el ser humano se encuentra en la etapa Camello. Desde la inocencia pura y transversal a todo, se endiosa y engrandece a las personas que le rodean. Recibe y carga información sin filtro, ya que no desarrolla aún juicio propio o capacidad para elegir. La siguiente etapa León, es aquella que viene dada por la necesidad de independencia afectiva y de sustento propio. No se puede tocar al León y éste no se rinde ante nadie. El ego y sus mecanismos juegan un importante papel en esta etapa que busca responder desesperadamente “quién soy y qué hago”. Infructuosos intentos de respuesta van creando falsas creencias sobre sí mismo y su mundo. Por último, promovida desde la pobreza del sentido que el León continúa teniendo, la siguiente etapa viene dada al darse cuenta de la propia ignorancia y consiguiente deseo de expansión del espíritu: el Niño. Tras una vasta trayectoria de experiencias, y conocimiento de sí mismo y su contexto, comienza a CREAR a partir de su inocencia renovada y desde ahí se permite entrar al juego: vive y dice sí a la vida.
Se desarrolla el argumento como manifiesto a la necesidad de dar el salto a la etapa Niño cuanto antes para poder disfrutar con amor la vida; no esperar a tener edades avanzadas para hacerlo y haber desperdiciado la gran parte de la vida en la búsqueda del sentido.