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Palos del flamenco: La toná
Conoce uno de los palos que fueron matriz del arte flamenco
El flamenco es un arte de gran importancia en nuestro país. Es uno de nuestros sellos de identidad y nos caracteriza como cultura. La toná ha sido de vital importancia en el desarrollo de muchos de los palos del flamenco que conservamos hoy en día. Desde el Teatro Flamenco Madrid te contamos un poquito de su historia.
La importancia de las tonás
La toná es uno de los palos flamencos con más antigüedad, pues surgió en el siglo XVIII. Es considerado el origen de los cafés flamencos y dieron paso al desarrollo de otros estilos del flamenco. La palabra toná deriva de “tonada” y su antecedente son los romances castellanos, adaptados por los gitanos bajo-andaluces como propios y denominados corríos.
Lo característico de este longevo palo flamenco es que es un estilo que no es acompañado por ningún instrumento musical, ni siquiera por la guitarra. Es representado a palo seco, donde el artista se encuentra al desnudo ante el público.
Respecto al número exacto de tonás hay diversidad de opiniones. La teoría más preservada es que existían 33 tonás, de las cuales solo se han conservado la toná Grande, la Chica y la del Cristo. Los focos geográficos fueron Jerez de la Frontera y el barrio sevillano de Triana. En este último es donde se conservaron de manera más pura.
Podemos destacar varias figuras de gran relevancia en la conservación de las tonás. En primer lugar, el maestro del cante, Antonio Chacón, ha sido un pilar fundamental en la conservación y revalorización de este palo del flamenco. Sobre todo, la toná del Cristo ha sido muy poco desarrollada por los artistas en la actualidad y, gracias a Chacón, se ha conservado hasta nuestros días, pues la fusionó con un tercio de su saeta y fue recuperada posteriormente por Perico el del Lunar.
Tío Luis, el de la Juliana, es considerado el primer cantaor que figura en los antecedentes históricos del cante flamenco, y al que se tiene como el primer y gran especialista en el cante por tonás.
"Yo soy como aquel buen viejo
que está puesto en el camino
yo no me meto con nadie
nadie se meta conmigo"
Por lo general, la línea melódica de las tonás es siempre la misma y se diferencian entre ellas por la letra de cada una y el artista que la interpreta. Todas ellas hacen alusión a los sentimientos y lo que emociona, envueltas en una música triste. Los textos históricos recogen diferentes tonás de estilo personal: las de Tío Luis "el de la Juliana", las de Alonso Pantoja y las de Blas Barea, entre otros artistas.
Realmente, las tonás agrupan a un conjunto de cantes flamencos: los martinetes, carceleras y las deblás.
Martinetes
La denominación de este cante hace alusión al martillo con el que trabajaban los herreros, de ahí su nombre. Pese a que se interpreta sin guitarra y a palo seco, alguna vez si es acompañado con sonidos que recuerdan a los propios de la fragua. Sus letras se caracterizan por tener un contenido triste, con tono monocorde y con quejíos finales largos.
Existen dos tipos: el natural, con antecedentes en los cantos de ronda extremeños y emparentado en su melodía con algunas seguiriyas; y el redoblao, donde se repiten algunos de los tercios, algo que no ocurre en el natural.
Carceleras
Consideradas como una modalidad del martinete, las carceleras son un estilo de cante y baile donde son recurrentes los temas de la cárcel y los condenados a ella. Sus letras hacen alusión a la tragedia y la pena como consecuencia de la gran agonía vivida en prisión. Su origen se encuentra en el penal del Puerto de Santa María, y de allí se fue extendiendo al resto de prisiones con el traslado de los presos.
Deblás
Impulsada por cantaores como Varea el Viejo, El Fillo y El Planeta, es la toná más enigmática y compleja en cuanto a ejecución. Con una estructura algo más amplia que el martinete y cargada de melismas, más doliente y desolada.
Las tonás son uno de los palos más importantes en el desarrollo del flamenco y son el antecedente de muchos de sus palos. Desde la cuna del flamenco en Madrid, te damos la oportunidad de disfrutar de todos ellos y vivir una experiencia con mucho duende. No lo pienses más y ven a visitarnos al Teatro Flamenco Madrid. ¡Te esperamos!