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La Popi, bailaora de los pies a la cabeza
Una artista flamenca que te dejará sin aliento
Con el mundo por montera, La Popi ha revolucionado el arte del flamenco con su gran desenvoltura en los escenarios. Hoy hacemos un recorrido por sus inicios y su larga trayectoria como artista.
De Madrid al mundo entero
Cecilia Lizcano, La Popi, nacida en Madrid, lleva desde los cinco años subida a los tablaos conquistando al público con su talante y donosura. Tras completar su formación de danza y con la ayuda de la bailaora Merche Esmeralda, comienza su aventura como docente impartiendo clases en la academia de Marta de la Vega y en numerosos cursos en diversos lugares del mundo.
A lo largo de su carrera profesional, ha colaborado con grandes compañías y con artistas de la talla de El Güito, Manolete, Blanca del Rey, Carmela Greco, Rafael Amargo y Joaquín Grilo, entre otros. Entre volantes y taconeos, ha recorrido los tablaos flamencos y festivales de mayor relevancia del panorama artístico, como el Festival de Jerez, la Bienal de Flamenco de Sevilla, Chatelet de París y el Irvine Barclay Theater de California, entre los más destacados. Y, por supuesto, también ha dejado un poquito de su arte y desparpajo cada vez que se ha subido sobre las tablas de nuestro escenario.
Ha sido una de las encargadas de acercar el flamenco al extranjero, realizando giras y encuentros por diversas zonas de Hispanoamérica, como en la Compañía Flamenco Panamá.
Sus últimas aportaciones han sido en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila de Madrid y The University of New Mexico, junto con National Institute of Flamenco de Alburquerque (New México), como maestra invitada.
En la actualidad, trabaja como solista en tablaos alrededor del mundo, como en nuestro Teatro Flamenco Madrid, donde podemos disfrutar de su poderío y maestría en el espectáculo diario Emociones.
Hablando de sentimientos
Orgullosa de poder compartir y representar el arte flamenco, La Popi roba el corazón del público cada vez que se sube a los escenarios. Se muestra agradecida a todo lo que conecta con el mundo del flamenco porque, para ella, no es solo una profesión, sino una manera de vivir.
Si la humanidad entera bailara, la vida sería mucho más bonita y placentera
El flamenco es un arte muy rico en cuanto a expresión. Con una parte dramática y alegre, cada palo del flamenco es una forma de expresar los sentimientos más íntimos y puros que uno lleva dentro. Y aunque ella disfruta todos los palos, se siente más identificada con la soleá, donde representa un sentimiento sereno que conecta con el amor, y en algunos casos, también con la tristeza.
Disfruta cada vez que sube a un tablao como una niña, poniendo toda su alma en él y conectando con las personas. Un espacio para desarrollarse como artista y experimentar. Para ella, el mundo necesita más conciencia cultural, darle importancia a lo que significa la cultura y el flamenco. Hace hincapié en que este arte tan bonito que tenemos no debe morir y en la importancia de reinventarse y estar en constante aprendizaje.
Si de algo estamos seguros, es que La Popi ha marcado un antes y un después en el mundo del flamenco. Su templanza y madurez, tanto dentro como fuera del escenario, cautiva a cualquiera que se le cruce. Si quieres disfrutar de un pedacito de ella, consulta las fechas en las que nos visitará en el Teatro Flamenco Madrid en nuestro espectáculo diario Emociones. ¡No te lo puedes perder!