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Influencia del Flamenco en la Literatura
Nos detenemos a estudiar y conocer la influencia del Flamenco en la Literatura
Continuando con nuestra labor de divulgación sobre las raíces del flamenco y sus influencias, hoy nos detenemos a estudiar y conocer la influencia del flamenco en la literatura española. Vamos a tratar de conocer cuáles fueron las motivaciones que llevaron a los grandes escritores españoles de nuestra historia a influenciarse en el flamenco para crear textos, que hoy son grandes obras literarias.
Orígenes de la influencia del flamenco en la literatura
No se sabe exactamente cuando empieza a asomar en la literatura española las alusiones al flamenco, pero lo que sí está claro es que vienen desde muy antiguo. Los cantes jondos empiezan a aparecer en las novelas ejemplares de Cervantes, como en La Gitanilla. Y también encontramos una clara revelación del flamenco, aunque no de un modo muy explícito, en las Cartas Marruecas de Cadalso (1774) y en muchos relatos de viajeros románticos por Andalucía, que van plasmando sus interpretaciones.
Para hablar de escritores plenamente influenciados por el flamenco, es indispensable mencionar al pionero de todos: Serafín Estébanez Calderón, apodado “El solitario”, figura notable del costumbrismo andaluz. Este autor no solo se vale del flamenco para inspirarse, sino que lo toma como eje central en sus obras. Es un aficionado al flamenco y lo cuenta desde dentro.
Los cantes jondos empiezan a aparecer en las novelas ejemplares de Cervantes.
La Generación del 98 y el movimiento contra el Flamenco
El flamenco encontrará un rechazo por parte de autores de la Generación del 98, ya que estos autores consideraban que se trataba de un mundo relacionado con ambientes poco recomendables, y se termina equiparando al flamenco con el atraso. Denuncian que el flamenco suponía un obstáculo para nuestro desarrollo y una mancha para nuestra imagen exterior.
Desde Pío Baroja, Azorín, hasta Eugenio Noel, quien llegó a titular una de sus obras bajo el título de Campaña Antiflamenca: Señoritos chulos, fenómenos, gitanos y flamencos.
Demófilo y los primeros flamencólogos
El padre de los Machado, Demófilo con su obra Colección de cantes flamencos, impresa por primera vez en Sevilla en 1881, supondría un hito en la historia del estudio de este arte. Más tarde, en su segunda edición impresa en 1887, sería un acercamiento más técnico y popular donde se trataría el origen de los diferentes cantes a través de la recopilación de letras. Esta obra de Machado sigue siendo una referencia para el estudio del flamenco.
Importantes figuras de la intelectualidad española como Manuel de Falla o Federico García Lorca impulsaron el primer Concurso de Cante Jondo de Granada, celebrado el 13 de junio de 1922, en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra de Granada, siendo el primer certamen de cante flamenco. Este certamen, que dio gran visibilidad al arte del flamenco de nuestra tierra, sirvió también como antesala para el Concurso Nacional de Arte Flamenco de 1956 celebrado en Córdoba.
La Generación del 27 y el Flamenco
Bajo el influjo de Lorca, podemos hablar de la Generación del 27 como una generación de autores simpatizantes del flamenco, ya que la mayoría de estos autores eran andaluces y fieles a sus raíces culturales. Lorca se sintió atraído por lo popular, y así lo demostró en sus obras más flamencas: Romancero Gitano (1928), Poema del Cante Jondo (1931), y en sus famosas obras teatrales como Bodas de Sangre (1933), Yerma (1934) y La Casa de Bernarda Alba (1939).
Lorca es un autor fuertemente influenciado por la Cultura Flamenca.
El periodo franquista
Durante la dictadura franquista que azotaba a España, en 1955, Anselmo González Climet publicó la obra Flamencología, que dignificó al flamenco y su estudio. En el año 1958 se fundó la primera Cátedra de Flamencología en Jerez de la Frontera. Sin embargo, no será hasta la consolidación de la generación poética de posguerra, la llamada Generación del 50, cuando se lleve a cabo esa dignificación del flamenco. Estamos hablando de autores que no solo plasman su visión del flamenco en sus poemas y obras, sino que estudian y divulgan los conocimientos de este arte también a través de los medios.
Ricardo Molina, poeta cordobés, y Antonio Mairena, cantaor sevillano publicaron Mundo y Formas del Cante Flamenco, donde se describe la variedad de estilos y palos del flamenco. Ambos autores explican las diferencias entre “el cante grande” y “el cante chico”. La obra de Molina y Mairena supone actualmente una referencia para conocer los orígenes del flamenco.
En 1955, Anselmo González Climet publica la obra Flamencología, que dignificó al flamenco y su estudio.
Flamenco y literatura en la Democracia
Con la llegada de la Democracia se aprecia, por parte de los nuevos autores, un despegue o distanciamiento de la influencia flamenca. Esto se debió a que estos se movían en entornos bastante alejados respecto al mundo flamenco. Además, los nuevos escritores estaban ya más familiarizados con otros estilos propios de la época como el pop o el rock que se alzaron durante la movida madrileña. Pero el flamenco seguiría estando presente, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, gracias a dos grandes artistas como Camarón y Paco de Lucía.